El chavismo y la expansión del terrorismo
Carlos Ponce * Martes, 2 de Agosto de 2011
En la semana expuse los resultados de las crisis delictivas de algunas naciones afiliadas al movimiento chavista de Venezuela. Hablé sobre el involucramiento epidémico de las fuerzas armadas de Hugo Chávez en el narcotráfico internacional, la aparente impunidad con la que operan estructuras transnacionales del crimen organizado en Ecuador y sobre graves patrones delictivos que experimenta Bolivia. En esta oportunidad expondré otro problema que está cobrando cada vez más fuerza en las naciones chavistas: la presencia de grupos terroristas internacionales.
Estados Unidos posee una serie de instrumentos jurídicos que permiten sancionar a gobiernos que patrocinan organizaciones terroristas, aislándolos de asistencia estadounidense, bloqueando la venta de bienes y servicios relacionados a temas de defensa nacional, y prohibiendo ciertas actividades financieras. Hasta el momento, la nación norteamericana ha incluido en la lista de tales países a Cuba, Irán, Sudán y Siria, incorporados en 1982, 1984, 1993 y 1979, respectivamente, debido a su ayuda, albergue, apoyo ideológico y, en algunos casos, financiamiento de las operaciones de agrupaciones terroristas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Movimiento de Liberación Vasco (ETA), Hamás, el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN) y Hezbollah, entre otros.
En años recientes, sin embargo, se ha discutido con bastante fuerza la posible inclusión de Venezuela al listado, debido a su progresiva cercanía con los países antes mencionados. El fuerte vínculo entre Hugo Chávez y el gobierno cubano es evidente y manifiesto. Fue con la ayuda de Fidel Castro que Chávez concibió y diseñó la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), proyecto mediante el cual el chavismo se ha convertido en una opción atractiva para los movimientos de izquierda en Latinoamérica. En completo e irresponsable desafío a la condena y bloqueo multinacional a Sudán, Irán y Siria por su apoyo a grupos terroristas, Chávez ha mejorado sus relaciones diplomáticas con cada uno de estas naciones y suscrito una gran cantidad de convenios de cooperación, cuyo contenido es ambiguo y, por lo tanto, se presta para interpretarlos como una cubierta para una coordinación con fines ulteriores.
Por ejemplo, Venezuela opera vuelos semanales provenientes desde Teherán vía Damasco, cuyos pasajeros son aprobados por el gobierno del país suramericano y sometidos a un relativamente superficial control migratorio. Muchos analistas señalan que Irán es un gran contribuyente de Hezbollah y que, por tanto, estos vuelos pueden ser utilizados para enviar miembros de dicho grupo terrorista al continente americano. Actualmente, el Instituto para el Estudio de Grupos Violentos, ha detectado que en Suramérica Hezbollah opera en Argentina, Ecuador y Venezuela. Argentina es un país muy cercano al chavismo y recientemente vinculado a una presunta colaboración secreta en materia nuclear con Irán --utilizando a Venezuela como pivote--, en total violación a las sanciones y prohibiciones impuestas por el Consejo de las Naciones Unidas. Venezuela y Ecuador, además de estar afiliados al chavismo, están hundidos en graves crisis delincuenciales que atraen a las organizaciones terroristas, ya que pueden recaudar fondos para sus operaciones a través de actividades criminales y contar con la protección de funcionarios corruptos.
En un artículo pasado traje a colación una alerta girada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la que se advirtió sobre la actividad de dos ciudadanos afganos, presuntos miembros de Al Qaeda, en territorio centroamericano, y las sospechas de autoridades estadounidenses en relación a la presencia y actividad de organizaciones terroristas islámicas en el Istmo. La expansión del chavismo no solamente ha logrado contagiar a las naciones que se aglutinen a dicho movimiento de su crisis delincuencial, sino que también ha propagado y expandido el alcance de agrupaciones terroristas internacionales. Esto es algo que debería de preocuparnos a los salvadoreños, considerando que muchos opinan que el país está en ruta a convertirse en un adepto más del "Socialismo del Siglo XXI".
*Máster en Criminología y Ciencias Policíacas
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